Para entender el concepto, debemos explicar antes lo que son las fascias, en términos anatómicos.
Una fascia es una envoltura de tejido conjuntivo que separan uno o más músculos en los brazos y en las piernas. De esta forma, diferentes grupos de músculos están aislados unos de otros.
Esta fascia es inalterable, no se expande, por lo que cualquier inflamación puede producir problemas en los músculos, nervios y vasos del cuerpo.
Esto es porque aumenta la presión y, como la fascia no cede, se producen inflamaciones por contacto directo.
¿Por qué pasa?
Es común que esto suceda debido a algún traumatismo, aunque también es frecuente que se produzca por realizar actividades repetitivas com puede ser correr.
Muy frecuentemente no dejamos que los músculos se recuperen después de realizar determinadas actividades físicas, sobre todo las que son intensas. Cuando debido a la compresión se compromete la cantidad de oxígeno, los músculos pueden sufrir las consecuencias.
¿A que zonas afecta más?
La estadística nos dice que las piernas y los brazos son las zonas más propensas a sufrir este problema.
En concreto, en la zona del tibial anterior es muy frecuente, así como en el antebrazo. Esta última es muy común en los pianistas.
Zonas menos frecuentes son las manos y los pies.
Síntomas
- Dolor
Intenso y agudo mientras se realiza una actividad determinada
Si estamos hablando de un problema bastante grave, cuando la enfermedad se encuentra en fases bastante avanzadas, la presión puede taponar vasos y hacer que no llegue la sangre suficiente a esas zonas determinadas, incluso poniendo presionar nervios.
En estos casos tendremos también estos síntomas:
- Entumecimiento
- Hormigueo
- Debilidad
- Piel pálida en la zona
Prevención
- Buen calzado deportivo
Como decíamos que una de las causas más comunes es correr, es muy importante contar con el calzado adecuado para evitar este problema de manera fácil. Si quieres saber cual es este calzado recomendado, puedes leer esta entrada del blog.
- Mucho estiramiento
Es importante que sea antes, durante y después. Así los músculos mejorarán y la fascia estará más libre, dando también libertad a los músculos que la rodean.
- Ponerse protección en deportes de contacto (rodilleras, espinilleras...)
Si todo esto falla y notas los síntomas característicos, reposa mucho y aplica hielo después de cada actividad.
Si va en aumento, acude a un especialista para que valore tu problema y te indique el tratamiento oportuno.
Si es necesario, se puede proceder a métodos de solución quirúrgica.
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