¿Por qué nos ocurre esto?
Hay diversos motivos por los que puede pasarnos esto. Los más importantes y frecuentes son los que siguen:
-Uno de ellos es la aparición de las llamadas toxinas de fatiga. Aquí, el hígado es el principal responsable, ya que es el encargado de eliminar las toxinas del cuerpo. Por tanto, debemos cuidar este órgano.
-La acidificación del medio interno es otro motivo importante. Esto se produce cuando realizamos ejercicio anaerobio (es decir, en el que los músculos cambian su metabolismo para obtener energía sin necesidad de oxígeno), se producen grandes cantidades de ácido láctico y de ácido pirúvico, fruto precisamente de este metabolismo. Esto hace que el organismo, en su medio interno, se vuelva más ácido.
-Alteraciones en los minerales del cuerpo, sobretodo los iónicos. La falta de sodio, de calcio, de hierro, de magnesio, de potasio...
-Otro motivo, menos frecuente, es un problema en las glándulas suprarrenales. Estas producen los corticoides, unas hormonas encargadas de regular los niveles de glucosa, de sodio-potasio...etc. Cuando no funcionan, estos se ven alterados.
¿Qué hacer para prevenirlo?
Dependiendo del motivo nos centraremos en cuidar más esa parte. Sin embargo, aquí van unas pautas para que no aparezcan estos dolores, relacionadas con las causas que se mencionaron antes:
-Hay que tener cuidado con la cantidad de alcohol que consumimos. Lo ideal es no beber absolutamente nada, ya que las bebidas alcohólicas no tienen nada que aportar a nuestro organismo. Pero si algún día nos entra el mono de la cervecilla del viernes noche, medir las cantidades y controlar mucho. Recordamos que la correcta función del hígado es primordial aquí.
-Para evitar la acidificación del medio interno es importante estirar y calentar bien. No podemos impedir que se produzca ácido láctico, ya que es un producto del metabolismo celular, pero sí podemos movilizarlo al acabar el entrenamiento para evitar que se acumule en los músculos, formando cristales y dañándolo además de degradarlo. De la misma forma, antes de comenzar con el ejercicio debemos adaptarlo al esfuerzo al que se va a someter para que continúe con un metabolismo aerobio durante el mayor tiempo posible.
-Tenemos que cuidar nuestra alimentación para evitar las posibles alteraciones iónicas. Esto se consigue equilibrando nuestra dieta, realizando cinco comidas diarias, bebiendo dos litros de agua al día, tomando cinco raciones de frutas y verduras...etc.
-Por último, si es problema de nuestras glándulas suprarrenales debemos consultar a un endocrino para que valore la existencia de posibles patologías en la zona.
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