Por ello, vamos a hablar sobre cómo se tratan los posibles traumatismos en la mano, ya que es una parte que tiende a sufrir siempre alguna lesión, ya sea por golpear algo, caída, esguince, luxación...
Sin embargo, en esta entrada veremos como se tratan los traumatismos más simples y comunes, a pesar de que puedan traer consigo una lesión mayor que requerirá un tratamiento más específico.
¿Qué hacer?
Cuando nos encontramos ante un traumatismo en una mano, lo primero es valorar la extensión de la propia lesión y ver a qué otras estructuras afecta, posibles huesos, articulaciones, tejidos blandos (como músculos, ligamentos o tendones) etc.
Lo más seguro es que se produzca edema así que lo siguiente es prestarle especial atención a esto e intentar solventarlo. También debemos observar si hay herida, es decir, rotura de la piel, caso en el que buscaríamos limpiar, desinfectar y cubrir la zona para evitar su contaminación. Además, hay que mantener la movilidad de todas las articulaciones si ninguna ha sufrido daños.
Inmovilizaremos la mano durante 48 horas para guardar el reposo exigido y durante este tiempo, aplicaremos hielo 4 veces al día durante 15 minutos. La mano deberá tener compresión con un apósito en la zona del traumatismo y no olvidemos elevarla por encima del hombro para tener el edema totalmente controlado. Mientras, realizaremos ejercicios de movimiento activo para las articulaciones que no se vean comprometidas (dedos, muñeca, codo u hombro).
Una vez pasadas estas 48 horas, podemos empezar a aplicar calor en la mano en forma de parafina, o simplemente con baños de agua caliente y sal para que consiga un efecto sedante y reducir de esta forma el dolor. Esto también puede solucionarse con hielo encima del edema, si aún persiste, sabemos que tiene efecto analgésico.
Otra opción es hacer baños de contraste, poniendo dos cubos de agua, una fría con hielo y otra muy caliente. Sumergimos la mano 2 minutos en cada cubo y acabamos siempre en agua fría. Empezar a mover la mano mientras la tenemos sumergida.
Después procederemos con los masajes para favorecer la circulación de la mano. También se pueden emplear otro tipo de terapias alternativas como electroterapia (con corrientes), acupuntura, ultrasonido...pero estas sólo si se considera necesario.
Comenzaremos a movilizar la mano, con ejercicios primero generales y progresivamente volviéndolos más específicos. No debemos forzar hasta que duela solo por acelerar el proceso, ya que puede irritar la zona. Si al acabar hay dolor, aplicamos hielo para analgesia.
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