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miércoles, 21 de octubre de 2015

ESGUINCE DE RODILLA

En artículos anteriores mencionamos que la articulación de la rodilla junto con la del hombro son las más débiles del cuerpo y por tanto, las más propensas a sufrir lesiones en deportistas.

Concretamente en la rodilla tiende a suceder un fenómeno conocido como "triada" en la que se lesionan el menisco, el ligamento cruzado anterior y el ligamento lateral de la rodilla. Y de este último hablaremos en el artículo de hoy.

En la rodilla tenemos dos ligamentos laterales: el externo y el interno. Vamos a centrarnos en la lesión más frecuente que es la del ligamento lateral interno.

Esto se produce por un movimiento exagerado y forzado en varo o en valgo. Esto es mover lateralmente la rodilla hacia fuera y hacia dentro respectivamente. Cuando ocurra debemos consultar a un médico y contarle exactamente cómo se produjo la lesión para que pueda hacerse una idea acerca de qué estructuras pueden estar más dañadas.

También hay movimientos de rotación de la tibia con respecto al muslo que pueden llegar a romper el ligamento lateral.

Sin embargo, los movimientos concretos que lesionan y producen la "triada interna" es una rotación hacia dentro de la tibia con la rodilla flexionada, es decir, el pie hacia el otro pie y la rodilla doblada.

Normalmente se debe a una mala postura realizando un determinado ejercicio o a un golpe, sobretodo en fútbol y deportes de lucha y contacto como judo o kárate.

Bien, después de esto vamos a centrarnos en el daño del ligamento lateral interno.

Como el resto de esguinces, tiene varios grados que irán aumentando dependiendo del número de fibras que se hayan roto. Cuando hay una rotura total, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Si el esguince es leve, es decir, de grado I o II moderado, el tratamiento es sencillo ya que hay pocas fibras que resultaran dañadas. Debemos controlar la inflamación y el hematoma que pueda producirse con hielo, elevando la zona, reposo (por supuesto) y analgésicos para el dolor.

De todas formas, el hematoma que se produce es mínimo ya que estas fibras no están muy irrigadas y no hay mucha sangre que se derrame al romperse. El dolor aparecerá al poner el ligamento en tensión o al tocarlo.

¿Cuál es el tratamiento?

Lo primero son 10 días de inmovilización de la rodilla con vendaje compresivo o férula. Mientras tanto, se realizarán masajes para mejorar la circulación y drenar bien la pierna a pesar del vendaje. También podemos recurrir a electroterapia, ultrasonidos, hielo, empezar a realizar contracciones de la musculatura de la pierna para fortalecer. A los 3 o 4 días podemos empezar a caminar pero hay que mantener el vendaje.

Posteriormente, empezaremos con ejercicios de movilización hasta que recuperemos la capacidad de función total de la rodilla sin dolor.














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